Niño purépecha
Dionicio Pulido, el único hombre del mundo dueño de un volcán, vio nacer el Paricutín.
Miembros de la comunidad purépecha nos cuentan la historia, desde que apenas salía humo de la tierra hasta la erupción; entre la lava y la ceniza quedaron enterrados dos pueblos. El volcán siguió activo nueve años y trajo visitantes y trabajo para la comunidad. Después la comunidad formó una cooperativa que cuida de sus bosques y utiliza sólo lo indispensable.