Roberto Cruz Hernández
La comunidad tiene un vivero donde los niños aprenden a plantar pinos. Siembran las semillas en almácigos con arena fina, al mes y medio trasplantan las pequeñas plantitas y después las llevan al terreno, colocándolas a una distancia de dos a tres metros entre si, para que crezcan bien los pinos. Por cada árbol que cortan para vender la madera, siembran veinticinco para que nunca se acabe su bosque.